viernes, 9 de enero de 2015

Experiencias Áulicas

Sin duda alguna, trabajar en el aula con nuestros estudiantes, es una experiencia que resulta muy confortante, cuando logramos que nuestra sesión de aprendizaje, llegue a cada estudiante. Para ello, nos avocamos primero a la búsqueda de situaciones interesantes de aprendizaje para que resulten significativas al alumnado. Planificar la sesión, buscar lecturas interesantes para motivar y complementar el tema, imágenes para mostrar o quizás, experiencias sencillas para demostrar la teoría, son algunas de las actividades previas que significa trabajar en aula. La planificación por supuesto, va a depender de la naturaleza del área curricular, de la capacidad y competencia a lograr, del nivel, grado y edad del estudiante. Por ello, el maestro se convierte en todo un experto cuando planifica y ejecuta sus sesiones de aprendizaje. Las experiencias en aula son muy diversas en cuanto a planificación y resultados, aún cuando seamos los mismos quienes ejecutemos el tema en cuestión, en diferentes aulas. Cada grupo resulta ser diverso por sus experiencias que comparten a través de las participaciones y el grado de motivación intrínseca que cada estudiante posee al momento de iniciar la clase con ellos. Si tuviéramos por rutina, escribir nuestras experiencias en un diario de clase cada día de nuestro quehacer pedagógico, terminaríamos al final de un trimestre, por ejemplo, con un valioso instrumento para evaluar nuestro trabajo y a partir de ello, hacer la introspección de lo que tendríamos que fortalecer y mejorar. Esta experiencia recuerda la estrategia aplicada durante la capacitación docente implementada en el Programa PRONAFCAP, especialmente en Especialización en CTA (2011 - 2013), del cuál participé como docente formadora por dos años y me ha permitido conocer diversas realidades del magisterio lambayecano, en zona rural y urbana. Experiencias enriquecedoras que atesoro como la mejor de las experiencias en aula.